Sobre por qué odio Apple
Hace unos meses recibía una gran alegría cuando, tras una actualización, la cámara del iPhone incorporaba una opción de cuenta atrás para disparar la foto. Supongo que cabría preguntarse por qué se decía todos estos años que el iPhone era el mejor móvil del mercado si sus usuarios ni siquiera podían poner una cuenta atrás, algo que se puede desde hace muchísimo tiempo en cámaras de todo tipo. Bienvenidos a mi odio a Apple. Los que de primeras quieran llamarme hipócrita por odiar a Apple teniendo un iPhone podéis iros por donde habéis venido, pues vuestro desprecio hacia una opinión fundada en la experiencia resulta peligrosa para cualquiera que quiera hacer algo bien en este mundo.
Mi experiencia con Apple está llena de absurdeces de ese tipo. Comencé con un iPhone 3GS, y en la versión de iOS (que es la misma para todos los iPhone) de aquel momento no podías crear carpetas distintas para guardar las fotos más que desde el ordenador utilizando iTunes. Hoy día (años después) desde el móvil sí puedes crear carpetas distintas y organizar las fotos pero aún así te obliga a tener una carpeta donde hay un duplicado de TODO llamada Carrete. Es decir, que puedes tener 3 carpetas con 300 fotos cada una, pero siempre vas a tener una carpeta Carrete con 900 fotos ¿por qué? Porque sí.
Y iTunes es un tema aparte, el programa estrella de cualquier aparato de Apple, que funciona como absoluto centro de operaciones, y que debido a su confusión y dificultad en su momento di por imposible. Me consta que el programa se puede utilizar una vez le coges el tranquillo, pero hasta llegar a ese punto puedes sudar sangre; no incluye ningún tutorial y su modo de proceder y denominación de las cosas tienden tantísimo a la diferenciación que hace que sea todo lo contrario a intuitivo, y provoca la desesperación de quien comienza a usarlo, al comprobar que se salta las más elementales reglas utilizadas hasta ahora, como si de repente en los semáforos la luz que indica a los coches fuese morada en lugar de roja. Aún conservo el recuerdo de una aplicación que generaba ringtones que incluía un tutorial con fotos para que el usuario consiguiera rescatar la melodía desde iTunes, debido a lo complejo que era… ahí está el nivel.
Y ahí está el quid de la cuestión. Todas estas situaciones absurdas (de las que tan sólo he enumerado algunas pero realmente hay muchas más) no están motivadas por la “innovación” que se le atribuye normalmente a Apple, sino tan sólo por la diferenciación. El ansia de funcionar, en el sentido literal de la palabra, de una manera diferenciada de sus competidores lleva a Apple, desde antaño, a romper con convenciones sólidamente forjadas que restan posibilidades sin sumar nada y que generan una gran frustración por ser inexplicables. Ningún criterio de elegancia o estilo es suficiente para justificar estos despropósitos.
Sobre la importancia de apoyar al segundo
Para comenzar a hablaros de esto podría traer el refrán “cría fama y échate a dormir”, que le pega, pero en su lugar os voy a hablar de un concepto en psicología que dice que cuando una persona tiene que elegir entre dos opciones, y está cerca de elegir cualquiera de las dos, cuando finalmente elige se vuelve contrario a la opción que no eligió.
Se ha demostrado midiendo la actividad cerebral que cuando las personas acérrimas de la marca utilizan o ven los dispositivos de Apple, ven estimuladas las mismas partes de su cerebro que los fanáticos religiosos con su religión. Básicamente estamos hablando del fenómeno fan, pero muy fuerte.
Lo que trato de decir con esto, es que muchas marcas fuertes (Coca Cola, Apple, Sony…) no sólo gozan de una gran posición de mercado por su dinero, poder, fama, reconocibilidad… sino que además, debido a nuestras propias debilidades psicológicas, tienen un fragmento del mercado que no puede comparar racionalmente y abandonar su marca, y que les van a seguir comprando y defendiendo.
Por sólo citar unos cuantos ejemplos, Burger King lleva varios años currándoselo muchísimo a base de ofertas, mejora de recetas, novedades y cupones muy provechosos mientras que McDonalds ha ido de cagada en cagada (la eliminación de las hamburguesas de 1 € no tiene nombre…) y no pasa del segundo puesto por la posición que tiene McDonalds que hace que aún mucha gente te diga “que no puede con Burger King y que sólo McDonalds, porque es mejor”. Lo mismo puedo decir de Pepsi, que la mayor parte de tus amigos “no puede beber”, siendo la Coca Cola la reina. En el último E3, Microsoft tuvo que quedarse con el segundo puesto de la crítica y público pese a una conferencia magnífica plagada de buenos juegos para este mismo año, frente a Sony que anunció 3 juegos muy esperados pero que probablemente les falten AÑOS para poder ser jugados ¿era eso justo? En mi opinión no.
La idea que quiero mostrar con esto es que la situación ha cambiado, y ahora estar en todo lo alto no te expone más a las críticas y a que se fijen en tus fallos, sino todo lo contrario. Ahora tendemos a defender siempre al que tiene la posición hegemónica por alguna estúpida razón, y a tratar de derrocar al segundo resaltando sus fallos. Todo esto nos lleva a que tomen decisiones horrendas como las que en ocasiones vemos de empresas como las que os he hablado, que desafían al mercado con condiciones que económicamente deberían provocar un retroceso a favor de la competencia, pero que no sucede así.
De ahí la importancia de apoyar al que va segundo, que es lo único que puede hacer que el primero no imponga sus condiciones sin consecuencias y mejoren realmente sus productos y no nos vendan humo con la marquita puesta, el poder del individuo, del que ya os hablaré otro día.